jueves, 4 de junio de 2015

MI SEMANA SANTA 2015



Casi sin darme cuenta amanecía ya un nuevo Miércoles Santo y debía cumplir de nuevo con raza costalera con la última de las tres cofradías que paseo. Día grande para mí desde mi más incipiente juventud cofrade. Veinte años ya amarrado a la columna del Dios bueno de la Flagelación siendo sus pies por las calles. Qué honor. Este año la unión de la cuadrilla ha sido enorme. No recuerdo nada igual en las dos décadas que llevo ahí debajo. He echado de menos a muchos amigos y he conocido a otros tantos. Jamás me cansaré de decir que lo mejor de las cofradías son las amistades que regalan. Aquella frase de Don Rafael Díaz Palacios me marcó y cuán cierta es. El paseo con mayúsculas que le dimos a Nuestro Padre Jesús de la Bondad todavía no me lo creo. El espíritu siempre arriba y la gente del costal derrochando casta y raza. El barco de oro para el Pescador de Hombres surcó la ciudad y nos regaló momentos tan emotivos como el rezo a los pies del Camarín de la Patrona y la levantá en las Puertas del Cielo (Convento de las Hermanitas de la Cruz) en la Plaza de Santiago.

¡¡Qué gran cuadrilla tiene el Señor de la Bondad!! Cuánto oficio costalero se esconde tras esos faldones. Mi gente, mis hermanos, mi sangre. Si la palabra "orgullo" tiene significado es pertenecer a esa cuadrilla. Al terminar la Estación de Penitencia y quitarme el costal dos sentimientos, uno externo y uno interno. Externo el abrazo a todos mis compañeros. Interno el regustillo de las cosas bien hechas y cumplidas. Gracias, Señor de la Bondad.