martes, 18 de marzo de 2014

PRONUNCIADO EL XIX PREGÓN DE LA COFRADÍA POR D. GONZALO GARRIGÓS DOMINGUEZ



La Parroquia de Santo Tomás de Villanueva acogió  por segundo año consecutivo, la pronunciación del XIX Pregón de la Cofradía, que estuvo a cargo del hermano de nuestra corporación, D. Gonzalo Garrigós Domínguez.

El mantenedor del acto fue el miembro de la Junta de Gobierno, D. José Ignacio de la Rubia Rojas, siendo presentado el pregonero por el Presidente Diocesano de la Adoración Nocturna, D. José Luis Vera García. El texto integro del pregón es el siguiente:

XIX PREGÓN HERMANDAD DE LA FLAGELACIÓN

A mis abuelos Gerardo y Matilde, verdaderos apóstoles de Ciudad Real…
A mis manchegos, fratellis y ultrapíos, que desde el primer momento creyeron en mí y en este pregón…

A todos los buenos cofrades que hay en la Flagelación, que son muchos. Espero que os veáis reflejados en estas palabras…

A mi familia y amigos que, sin ser cofrades, aguantáis con paciencia mis locuras durante todo el año…

INTROITO

La historia de este pregón es una historia de amor. Una historia de amor que comenzó a escribirse hace muchos años cuando todo un Dios en su inmensa BONDAD crea al hombre para que viva unido a Él y sea feliz junto a Él por toda la eternidad regalándole el más precioso de los tesoros: el don de la vida y la libertad para poder entregarla y ofrecerla.

El hombre recibe con agrado este regalo, pero haciendo un uso inadecuado de la creación regalada por Dios y voluntariamente, decide apartarse de la amistad con el Padre, buscando la felicidad en cosas que cada vez le alejan más de Él y le cierran al amor y la misericordia de Dios.

Pese a la ruptura y la separación producida por el pecado, rompiendo esta relación de amor, este Dios no cejó en su empeño de buscar a la más querida obra de su creación y durante siglos estableció alianzas con él para que volvieran a encontrarse nuevamente sus vidas hasta el punto de hacerse también criatura buscando el seno y el CONSUELO de una Madre para entrar en nuestro mundo y arrancarnos del poder del Maligno y llevarnos a su Reino de Amor.

Dios hecho hombre, Dios con nosotros, Dios que sale a nuestro encuentro: ésta es la causa de que estemos hoy aquí y es lo que con mis humildes palabras voy a intentar pregonar esta tarde: la infinita bondad y misericordia de Nuestro Señor con cada uno de nosotros, dando su vida en rescate por las nuestras y regalándonos el más bello de sus tesoros, el consuelo de la Virgen María.

En un mundo lleno de ruido, de prisas, en el que apenas tenemos tiempo de parar y hacer silencio en nuestro interior, muchas veces quizá también por miedo a lo que nos podamos encontrar dentro, os invito a que por unos instantes fijéis la mirada en Ellos y desde lo más profundo de vuestro corazón dejéis que sean Ellos los que os hablen hoy y no mi voz… Ya que Ellos, y sólo Ellos, son los auténticos protagonistas de este pregón y los que nos han convocado para hablar de manera personal a cada uno de nosotros.

Que estas miradas de bondad y consuelo sean el fuego que prenda hoy este templo de Santo Tomás. Dejad que esta historia de amor comience a andar, como tantos noviazgos inician sus primeros pasos bajo los árboles del cercano parque de Gasset. Seamos de nuevo y por una vez adolescentes, ilusionados con nuestra hermandad, ilusionados con nuestra Iglesia, ilusionados con nuestro Dios y con su Santísima Madre…

Señor, Rey de la Bondad
Mi Señora del Consuelo
Vengo aquí con humildad
Con un corazón pequeño

No sé cómo pregonar…
Sólo rezar en silencio
Que mis palabras sean hoy
El más bello de los deseos:

Que los que hoy me acompañan
Sientan vuestro amor muy dentro
Pues un minuto con vos
Son como mil en el cielo

Es lo que busco yo aquí
Con mis palabras y versos
Dar la Bondad de Jesús
A esta gente que más quiero


Mi hermandad y mi familia
Toledanos y manchegos
Porque Tú rompes distancias
Eres mi Cristo viajero:

Estás en Ciudad Real
Y cuidas de mí en Toledo
Traspasando la frontera
Las distancias y los tiempos

Y qué decir de la Madre
Que tanto quiero y venero
Llenando cada rincón
De mi alma y de mi cuerpo
Dueña de mi corazón
De mi vida y de mis sueños
Reina de Santo Tomas
La Señora del Consuelo

En este 15 de marzo
Que la tarde va cayendo
Es para mí un gran orgullo
Con humildad y respeto

Estar aquí en este atril
Atril que yo no merezco
Ante Consuelo y Bondad
Siendo hoy vuestro pregonero

Señor cura párroco de esta iglesia de Santo Tomás de Villanueva, d. Antonio

Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Ilustre, Humilde y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Flagelación de Nuestro Padre Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo

Excma. Sra. Diputada Nacional, amiga Rocío

Sr. Concejal

Presidente diocesano de la Adoración Nocturna y Presentador, José Luis

Hermanos Mayores, cofrades, familia,  amigos todos en el Señor

Difícilmente podría explicar con palabras la emoción que siento en estos momentos. Emoción unida a algo de nerviosismo y responsabilidad, por qué no decirlo… Al inicio de mis palabras os transmitía que este pregón es una historia de amor del Señor con cada uno de nosotros y también conmigo mismo. Estar hoy aquí es para mí un motivo de acción de gracias ya que en este templo comienza mi camino en la vida cristiana recibiendo la gracia del bautismo.

Por eso es para mi muy especial volver a este templo de Santo Tomás de Villanueva, quizá no muy bello arquitectónicamente, para qué nos vamos a engañar, pero tan estrechamente ligado a mi familia Domínguez. Estoy seguro de que mis abuelos y don Eugenio están hoy en primera fila en el cielo viviendo este bonito momento con nosotros. Y por ello, y a corazón abierto, comparto con vosotros que me siento “como en casa”.

Esta relación de mis abuelos con la parroquia de su barrio es uno de los motivos principales que me llevaron a conocer a la hermandad de la Flagelación. Por eso quería que mis primeras palabras que pronunciara hoy fueran de homenaje para ellos, modelo  de matrimonio cristiano y que tanto trabajaron durante toda su vida para transmitir el depósito de la fe no sólo a su familia, si no a través de un fecundo apostolado en distintos ámbitos eclesiales como el movimiento familiar cristiano o los cursillos de cristiandad en esta su tan querida Ciudad Real.

Existe una curiosa manía en este complejo mundo de las cofradías de que, en los casos en los que la hermandad tiene dos Titulares, uno cristífero y una dolorosa, intentar catalogar o clasificar a sus hermanos según le tengan más devoción a uno de Ellos y así, es comúnmente escuchar: éste es del Cristo o fulanito es de la Virgen…


Y en nuestra hermandad con relativa frecuencia pasa algo parecido: Es bastante probable que cuando algunos de vosotros escucharais mi nombre unido al del pregón de la Flagelación pensarais: vamos a escuchar un “pregón del Cristo” pues no en vano llevo por bandera el haber podido acompañar con mi cirio durante 16 años al Cristo de la Bondad en su procesionar por las calles de Ciudad Real y bien sabéis el amor que me mueve a ello cada Miércoles Santo.

Pero ni mucho menos es inferior la pasión que siento cuando en los diferentes traslados y Vía Lucis nuestro capataz me permite cargar sobre mis hombros la bellísima imagen de nuestra Madre del Consuelo.

Por eso cuando me puse a escribir estas líneas, meditaba mucho cómo tratar con la categoría que se merecen a nuestros dos Titulares, sin que se me fuera mucho el contenido del texto más hacia uno o hacia el otro…

Y la solución a este pequeño problema me la dio el tan venerado por todos Beato Juan Pablo II, que en poco más de un mes será canonizado en Roma junto al Beato Juan XXIII, el Papa Bueno.

Uno de los escritos más bellos de este gran Papa es su carta apostólica “Rosarium Virginis Marie” del año 2004. En esta carta, los católicos podemos encontrar la clave de cómo debe ser nuestra relación con Jesucristo y la Virgen María, ya que en ella nos invita a profundizar en el misterio de la Redención como lo hizo Ella, nuestra Madre. O lo que es lo mismo, mirar a Jesús con los ojos de María.

Y para ello, utiliza como poderosa arma el rezo del rosario, como herramienta para profundizar en el conocimiento de Jesucristo a través de la compañía de la gloriosa Virgen María. “A Cristo por María” o “Todo a María para Jesús”. Bellos lemas que tantos y tantos santos han experimentado y hecho realidad en su vida a lo largo de la historia.

Vamos a acercarnos a nuestro Padre Jesús de la Bondad en el misterio de la Flagelación a través de la mano amorosa de su Madre del Consuelo. Y para ello y siguiendo los sabios consejos del Papa Magno, vamos a hacerlo siguiendo las cuentas del rosario.

Por ello también este pregón quiero que sea un sentido homenaje al anteriormente nombrado Juan Pablo II ya que nuestra hermandad dio sus primeros pasos en su pontificado y para muchos de los presentes ha sido y siempre será  “nuestro Papa”.

Como ya conocéis, el rezo del rosario esta dividido en 4 partes en las que se contemplan los distintos pasajes de la vida de Jesucristo y así podemos encontrar el gozo, la luz, el dolor y la gloria. Misterios que también son aplicables a nuestra vida de hermandad y que nos van a ayudar a ir adentrándonos poco a poco en ella.

Comencemos…

EL GOZO

El inicio de nuestro camino por la oración del rosario lo encontramos en los misterios gozosos que nos narran en sus evangelios San Lucas principalmente y San Mateo y que rezamos los lunes y los sábados. En ellos se nos relata de forma bellísima la encarnación de nuestro Señor de la Bondad en las entrañas virginales de María Santísima del Consuelo con el anuncio de tan buena noticia por el arcángel Gabriel en el pequeño pueblo de Nazaret.

Tras esta gozosa noticia, María se pone en camino hacia Ain Karen, portando al Señor en su seno, en la primera procesión del Corpus de la historia, a visitar a su anciana prima Isabel. Con ella, también podemos preguntarnos: ¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?

“Y cuando se cumplió el tiempo, dio a luz a su Hijo y lo acostó en un pesebre porque no tenían sitio en la posada…” ¡¡¡ Ya estás, Señor, entre nosotros!!! La bondad de Dios hecha carne,  hecha criatura mortal para que le podamos ver y adorar. El pequeño recién nacido en condiciones de extrema pobreza y humildad también nos da otra lección de sencillez pero sobre todo, de amor

Pasados los días de la purificación, Jesús es presentado en el templo, conforme con las tradiciones del pueblo judío. Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, son espectadores de tan entrañable acto. Un instante de encuentro personal con Cristo da sentido a toda una vida. Tomemos nota…

Años después, Jesús vuelve al templo y tras estar tres días separado de sus padres, nos da una nueva enseñanza: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que debo preocuparme por las cosas de mi Padre? De nuevo, el buscar la voluntad de Dios se antepone a los intereses personales. “Y María, guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. María, modelo de oración y contemplación, en la prueba, en la dificultad…


Son 5 escenas de la vida de Cristo que nos dicen mucho a los cristianos de hoy y de manera especial, a los cofrades. Es el inicio de una misión, de una llamada. Para nosotros, la entrada en la cofradía, es también un acontecimiento gozoso y que a buen seguro todos vosotros recordareis con ilusión. En mi caso, mi primer contacto con la hermandad, fue en el año 1995. Contaba apenas con 12 años y fui con expectación a conocer una nueva hermandad que estaba dando sus primeros pasos aportando nuevas formas al mundo cofrade ciudadrealeño.

Yo ya pertenecía a una hermandad penitencial de la ciudad, la de la Santísima Virgen de la Misericordia, desde 4 años antes. Pero mi primer encuentro con la hermandad de la Flagelación me impactó mucho. Una cofradía joven, con aires nuevos, orden y seriedad y una nueva manera de hacer las cosas. Pasada esa Semana Santa, inicié una búsqueda: necesitaba volver a encontrarme con Ellos, ver de nuevo sus rostros y sentir su cercanía. A la Señora la descubrí pronto, radiante, en esta bendita iglesia parroquial de Santo Tomás. Pero al Señor me costó mas trabajo…

No fue hasta esas navidades cuando en el bajo de una casa de la calle Goya, en la barriada de Pío XII, volví a estar frente a la Bondad del Señor. Esa primera casa hermandad sencilla hacía las veces del más precioso templo para el Rey de Reyes. Algo similar al nacimiento del Salvador producido en el pesebre de Belén. Fueron apenas unos minutos, separados por un cristal, en los que nuestras miradas volvieron a cruzarse y en ese momento, yo ya supe que nuestras vidas estarían ligadas para siempre.

Pero tuvieron que transcurrir dos años hasta que una calurosa tarde de verano y animado por mi abuelo Gerardo, decido escribir a nuestro hermano mayor, para solicitar el ingreso en la cofradía. ¡Cuanta ilusión puesta en cada una de las letras de esa carta! Pocos días después, recibía la contestación por parte de la hermandad, aceptándome como hermano y preguntándome con extrañeza cómo un toledano quería formar parte de una cofradía ciudadrealeña.  Porque sí, es algo poco frecuente. Los que me conocéis sabéis lo complicado que es ser cofrade 110 kms al norte de Ciudad Real, pues somos considerados como una especie “rara avis”.

Al inicio de este pregón os hablaba de una historia de amor… Y para que veáis que esto es cierto, mi entrada “oficial” en la hermandad con la jura de reglas se produjo un 14 de febrero, fecha marcada en rojo para las parejas de enamorados. Y desde entonces hasta hoy, esta historia de amor ha ido creciendo, pasando por mejores o peores etapas, pero unida siempre por un vínculo de amor, como amor fraterno fue el primer título que tuvo nuestra hermandad allá por los años 80.

En estos primeros compases del pregón, quiero hacer presente una de las realidades de las que puede estar más orgullosa nuestra hermandad: nuestro Grupo Joven. ¡Cuanta gente buena ha pasado por sus filas a lo largo de sus años de existencia! Cuantas actividades, encuentros, convivencias… han ido forjando esta cantera de jóvenes cofrades, alimentando las ilusiones de tantos chavales que se han acercado a la Iglesia a través del mundo de las cofradías.

Por tanto, quiero desde aquí animar y alentar a las nuevas generaciones de nuestra hermandad a que os ilusionéis con la misma. A buen seguro que os vais a llevar muchos palos y algunos que otros sinsabores… Todos los hemos recibido. Pero son también muchas las alegrías recibidas y compartidas, ese GOZO de pertenecer a una hermandad viva.

Cuando lleguen las dificultades o las ganas de tirar la toalla, acercaos por esta parroquia de Santo Tomas de Villanueva y fijad vuestra mirada en Ellos por unos instantes, como hice yo cuando era un adolescente como vosotros. En esa mirada encontraréis la respuesta de por qué pertenecer a esta Hermandad. Vosotros sois el futuro pero también el presente de la Flagelación: ¡Que nada ni nadie os apague la llama de vuestra ilusión!

Voy a intentar a lo largo de estas líneas ofreceros algunos ejemplos de personajes del Evangelio que podamos seguir o imitar en nuestro camino a la santidad. Y en el caso de los jóvenes, lo tenemos muy cercano, San Juan Evangelista, nuestro Patrón de la Juventud Cofrade. Joven valiente, decidido, aventurero, pero sobre todo, fiel.

Casi contemporáneo a nosotros, encontramos la figura de otro joven alegre, entusiasta, dispuesto: Rafael Arnaiz. Nacido en Burgos, este muchacho buscó en todo momento seguir a Cristo, ingresando en el monasterio de la Trapa de Dueñas con poco más de 20 años. Su forma de afrontar su enfermedad y, sobre todo, su amor a la Virgen, pueden aportarnos algunas pistas de cómo debemos vivir nuestra juventud en la Iglesia y cómo debe ser nuestra relación con nuestros Titulares. Dos jóvenes separados por casi 2000 años pero unidos por un denominador común: la alegría.

Esta alegría es la que se enciende la mañana del Miércoles Santo en cada cofrade de la Flagelación. ¡Por fin llega el día más esperado del año! La impaciencia aumenta según se van aproximando las 6 de la tarde, hora a la que somos convocados por nuestra vocal mayor de gobierno para poder organizar el cortejo en el guardapasos con el orden y seriedad que nos caracterizan. No importa lo que haya ocurrido durante los 12 meses anteriores. Ese atardecer, el tiempo se detiene en la capital de la Mancha. Tarde de recuerdos, de abrazos y, una vez más de miradas…


Tarde de Miércoles Santo
Nos volvemos a encontrar
En esa cochera fría
Cual si fuera catedral

Tiempo de abrazos y besos
De sentir y reflexionar
De traer a mi memoria
Lo vivido años atrás

Tras rezar ante vosotros
Vuelve la cita puntual
Y a las 7 de la tarde
Nuestra cruz comienza a andar

Los niños y los mayores
Los cofrades de verdad
Ninguno quiere perderse
Ver salir a la hermandad

Largo cortejo de cirios
Que se van alzando ya
Encendiendo tu camino
Por el que has de transitar

Aquellos que más queremos
Y que no hemos de olvidar
Caminan junto a nosotros
Bajo el blanco antifaz

Manchega calle Quevedo
Que nos debes de llevar
Con paso sereno y firme
Al centro de la ciudad

Sueltan flores tus balcones
Los aplausos suenan ya
Al canto de las saetas
Y las primeras levantás

En la iglesia de San Pedro
Corazón de Ciudad Real
Nos recibe con honores
Una muy antigua hermandad

Cientos son los que acuden
A este encuentro fraternal
La Soledad y Amargura
En Lanza esperando están

Aquí el gozo se hace aplauso
Alegría y felicidad
Oración y sacrificio
En nuestro peregrinar

¡Te doy gracias, Padre mío!
¡¡¡Te doy gracias de verdad!!!
Pues tenemos en la calle
Tu Consuelo y tu Bondad

LA LUZ

Siguiendo nuestro camino en la oración del rosario y tras haber contemplado las escenas de la encarnación y nacimiento del Hijo de Dios, hacemos parada en los misterios luminosos, magistralmente introducidos como novedad por Juan Pablo II en la carta apostólica que nos sirve como base de estas líneas.

En esta última parte incorporada al rezo del rosario y que meditamos los jueves, acompañamos a Cristo en su recorrido desde el comienzo de su vida pública hasta las puertas de su Pasión.

El primer misterio es el Bautismo del Señor de la Bondad en el Jordán. Manifestación trinitaria del Padre y el Espíritu Santo junto al Hijo mientras Juan derrama sobre su cabeza las aguas del río principal del pueblo judío.

A continuación, nos desplazamos al norte, a la pequeña población Galilea de Caná, donde Jesús realiza el primero de sus milagros en aquella boda a la que es invitado con su Madre y sus discípulos. María del Consuelo nos enseña el camino que debemos seguir hacia la santidad: Haced lo que Él os diga.


El tercer misterio encierra la clave de la venida de Jesucristo a la tierra: el anuncio del Reino de Dios y la llamada a la conversión de los pecadores. Un reino de amor y un mensaje de amor, como ese corazón que conforma el escudo de nuestra cofradía y que representa el corazón palpitante del Señor que no ha venido a buscar a los justos, si no a los pecadores

En el Monte Tabor Cristo se transfigura junto a Moisés y Elías frente a sus apóstoles predilectos, Pedro, Santiago y Juan. Nosotros también estamos representados en ellos y algún día seremos partícipes de esta gloria celestial.

Y finalmente  y antes de adentrarse en su pasión, el Señor de la Bondad comparte su última cena con sus discípulos y se nos ofrece como alimento, quedándose junto a nosotros bajo las apariencias de pan y vino y otorgándonos el principal de los mandamientos: Amaos unos a otros como yo os he amado. Y de nuevo, el amor… También hace una súplica al Padre, previniendo los acontecimientos que estaban por ocurrir: que todos sean uno, como Tú y Yo somos uno… Amor y unidad, dos piezas claves que deben ser las columnas en las que se sostenga nuestra cofradía, columnas que han de servir como preciosas peanas a nuestros Titulares a los que tanto queremos.

Y si estamos hablando de Luz, creo que es justo reconocer la presencia de tantos y tantos hermanos nazarenos que integran de forma anónima las filas de nuestro cortejo procesional. Hermanos que de forma silenciosa van llegando al guardapasos tras haber realizado el tradicional ritual de vestir el hábito nazareno en un ceremonial cofrade íntimo pero lleno de sentimientos. Recorren el trayecto desde su domicilio con el rostro tapado, apretando en sus manos la papeleta de sitio que les designa el lugar a ocupar en la procesión.

Pero no sólo quería recordar a estos nazarenos “de túnica”, hay también otros muchos nazarenos “de calle” en la hermandad, gente corriente, sencilla, que no deja pasar muchas jornadas sin rendir su visita a nuestros Titulares en sus altares de la parroquia. Personas que cuando abren su bolso o su cartera lo primero que encuentran es esa estampa del Señor o de la Señora que mantiene viva la llama de su fe. Y de estos hombres y mujeres os aseguro que hay muchos en esta hermandad. Y esos precisamente son los que hacen grande a la Flagelación. A todos vosotros que vivís desde lo oculto pero también desde la fidelidad vuestra pertenencia a la hermandad, ¡gracias!

El personaje de la pasión que creo que mejor refleja a estos hermanos es una mujer de pueblo anónima, tan anónima que ni siquiera aparece en los evangelios y solamente la conocemos por la tradición y los relatos apócrifos. Su nombre es Verónica. Ella es una más entre la multitud que acompaña al Nazareno camino del Calvario pero no duda en dar un paso valiente para manifestar su fe y aportar un poco de luz al sangriento rostro de Jesús que cae bajo el peso de la cruz una y otra vez.

Este gesto callado alivia por unos segundos el sufrimiento y dolor del Señor, labor por la que ofreció su vida otra mujer más reciente y cercana a nosotros. Albanesa de nacimiento, Teresa fue un punto de luz en medio de la pobreza extrema de las calles de Calcuta. Y no porque ejerciera la caridad entre los más necesitados, que también, si no porque llevó el mensaje de amor y esperanza que nos transmitió el Señor en su evangelio, respondiendo a la llamada de Cristo: Ven, sé mi luz… La bondad y el consuelo de esta sencilla religiosa en medio de un mundo que necesita con urgencia la luz del amor de Dios.

Volviendo a nuestra querida Ciudad Real, si tuviera que quedarme con algún momento anual en que nuestra cofradía es realmente luz, elegiría dos instantes estrechamente relacionados con el entorno urbano en el que nos encontramos: el Vía Lucis de la Señora por las calles del barrio y los traslados de los Titulares, con el parque Gasset como protagonista.

El Vía Lucis de Nuestra Señora del Consuelo el día de su festividad es un baño de luz para toda su barriada de Pío XII. Los últimos rayos solares del atardecer estival acompañan el transitar de nuestra Virgen por las calles de la feligresía de Santo Tomás en una ocasión preciosa de estar y sentirse muy cerca de Ella y poder experimentar muy dentro ese Consuelo que tantas veces le pedimos. Lástima que haya aún muchos que no presencien este bello encuentro, algunos quizá por desconocimiento, otros puede que por comodidad.


Y la otra ocasión en la que la luz traspasa estos muros parroquiales es el traslado que muy pronto viviremos con motivo de la inminente salida procesional. Nuestro parque comienza a revestirse de sus ropajes primaverales de los que se despojó en el invierno, sirviendo de majestuoso entorno para el paso de nuestra hermandad que sueña algún día poder realizar este mismo camino no ya en un traslado, si no en una estación penitencial.

Recorrido serio, marcado por la austeridad propia de la cuaresma que se tornará en alegría cuando semanas después y ya en tiempo pascual, nuestro Cristo y nuestra Virgen vuelvan de nuevo a su casa. Son estampas inolvidables, de sentir la cercanía de la hermandad: contemplar detalladamente la llagada espalda del Señor de la Bondad y casi poder acariciar esas manos atadas a la columna… O disfrutar del elegante andar de la Reina del consuelo bajo un palio de estrellas mientras los pinos y olmos del parque sirven de escoltas en su camino… 

No quisiera tampoco dejar pasar la ocasión para reconocer y aplaudir la labor de otro colectivo de personas relacionadas con la luz, ya que ellos son imagineros de la luz. Se trata de ese grupo de fotógrafos capillitas que dedican gran parte de su tiempo no sólo a plasmar detalles cofrades de la semana de pasión si no también a recorrer los templos de la ciudad durante los cultos de las hermandades o cuando hay cambios de vestimenta en las Dolorosas de la ciudad. Cámara y trípode al hombro, nadie como ellos son capaces de captar esa esencia y esa luz que muchas veces se escapa al ojo común. Pocas veces desde un atril se acuerdan de vosotros. Hoy, queridos amigos, sabéis que estáis aquí conmigo también.

Al finalizar las maniobras de saludo y homenaje a la hermandad de la Soledad en la puerta de la Umbría de San Pedro, la cofradía continúa su peregrinar hacia el centro neurálgico de la ciudad bajando por la calle Carlos Vázquez hasta llegar a su plaza mayor. Un lugar muy especial para nosotros, ya que en uno de los laterales de la plaza se erige nuestra casa hermandad, centro de operaciones de la cofradía y de la que hablaré más adelante.

Tras recorrer este punto central de nuestra procesión y tras tener un breve pero coqueto callejeo por María Cristina y Feria, llegamos al que para muchos es uno de los momentos más importantes de nuestra procesión: el encuentro con nuestra Patrona en el principal templo ciudadrealeño, la catedral prioral. Es la casa de nuestra Madre, la Señora del Prado, la Reina de los corazones de sus hijos manchegos.

Esa Virgen del Prado que también da nombre al acompañamiento musical que, si Dios quiere, volveremos a tener nuevamente este año y que, respetando las opiniones de todo el mundo, creo que es el mejor que puede tener nuestro Cristo.

En un mismo instante, María tendrá frente a sí a su Hijo hecho Niño en poderosa sedente posición y este mismo Hijo amarrado a una columna flagelado y torturado por dos sayones. El Pequeño que jugueteó en el Prado se encuentra ahora preso por nuestro pecado, y busca la amorosa mirada de su Madre que desde su camarín le anima y le alienta: vamos, Hijo mío, levántate de nuevo. Hazlo por estos que te llevan y acompañan en tu sufrimiento y tu dolor. Hazlo por tantos que aun no te conocen, quizá te miran pasar como un simple espectáculo. Y el Señor, flagelado, continúa su caminar de Bondad…

Con el final de la tarde
Y el ocaso de su azul
Seguiremos hoy tus pasos
El sendero que abres Tú

Atrás dejaste la plaza
Entre bulla y multitud
Ahora queda el silencio
De la noche y su quietud

Vas buscando la caricia
Envuelta en raso y tul
De la Morena del Prado
Que dice: mi Buen Jesús

No tengas miedo al Calvario
No tengas miedo a la cruz
Yo soy Estrella en la noche
Soy Consuelo y también Luz


Y el Niño que antes jugaba
Entre los campos del Prado
Camina hoy entre azotes
A la columna amarrado

Que se callen las cornetas
Que venga andando despacio
Que su Madre le susurra
Entre el consuelo y su llanto

Ven junto a mí, Hijo mío
Bajo el filo de mi manto
Que pueda yo consolarte
Tu dolor y  desencanto

Y Cristo mira hacia arriba
Y se siente reflejado
En ese pequeño Niño
Refugiado en los brazos

De esa amorosa Mujer
Que nos cuida desde lo alto
Y con mano poderosa
Nos levanta del pecado

Reina de Ciudad Real
Madre de niños y ancianos
Del Señor de la Bondad
Que azotado presentamos

Sube a Cristo junto a Ti
A ese cuerpo desgarrado
Y con mimos y ternura
Acúnale en tu regazo

Que la noche cae encima
Se tiñe de grana y blanco
Con la luna y las estrellas
Sobre el rachear de esparto

Ya estas en tu camarín
Con la Señora del Prado
Que Ella sea tu Consuelo
Noche de Miércoles Santo

EL DOLOR

La tercera parte de la oración del rosario es probablemente la que más nos llegue a los cofrades ya que en ella meditamos los pasajes de la pasión y muerte del Señor de la Bondad. Estos misterios que contemplamos los martes y los viernes nos ayudan a descubrir el amor extremo de Dios que no sólo se hace carne, si no que da su vida por nosotros, entregando hasta su última gota de sangre. Es la culminación de la redención del género humano, la mayor prueba de amor de la historia.

El punto de partida es el huerto de Getsemaní: Cristo comienza su pasión orando al Padre, confiando su vida a Él visualizando todo lo que iba a padecer. Que no se haga mi voluntad, si no la tuya… Una vez más, otro ejemplo de abandono en los brazos de Dios. La hora de angustia de Cristo entre los olivos no nos puede dejar indiferentes, ese dolor y esas gotas de sangre que caían de su frente eran por ti y por mí, por nuestros pecados.
La siguiente estación en este camino de dolor la conocemos muy bien: Nuestro Padre Jesús de la Bondad es atado a una columna y brutalmente flagelado. Creo que en estos momentos sobran mis palabras, debería callar e invitaros a que miréis el rostro del Señor; sus manos, su espalda… Pero sobre todo, su mirada de amor y bondad. Es un momento de especial violencia, uno de los más cruentos de la vida de Jesús. Y sin embargo, Él calla. Es más, en sus labios entreabiertos casi podemos intuir una suave oración perdonando e intercediendo por aquellos que le maltratan.

Sin tiempo para recuperar fuerzas, Cristo es coronado de espinas y ultrajado por los soldados romanos. El Rey de reyes, el Señor de la creación y del universo mofado y burlado por el populacho.

Y cargando con su cruz, salió hacia el punto llamado Gólgota Jesús Nazareno, Señor de las Penas, déjame acompañarte en tu camino. Soy yo el que debería cargar esa pesada cruz, no Tú. Que no permanezcamos indiferentes ante tu pasión.

Las 7 palabras de Cristo en la cruz son el resumen de una vida de amor, perdón y entrega por nosotros. Cristo clavado en la cruz. Cristo muerto en la cruz. Por ti. Por mí.

Y muy cerca de Cristo en su dolorosa pasión, su Santísima Madre. Ella, junto a su Hijo, sufre, padece cada golpe, cada burla, cada insulto. Pero como Él, lo ofrece, lo guarda en su Corazón y pide por aquellos que no entienden la preciosa ofrenda de su Hijo.

Dichosos los que sufren, dichosos los perseguidos, dichosos los que lloran… El misterio del dolor, la enfermedad y la muerte es algo que muchas veces se escapa a la razón humana. Es muy difícil aceptar estas situaciones y ver cómo se pueden apagar jóvenes sueños. Sueños que también volaban cada miércoles santo envueltos en consuelo, en este caso no de María, si no de Cristo. Porque ya estás junto a Él, este pregón también va por ti.

Este dolor que rompe el Corazón del Señor de la Bondad y de la Virgen del Consuelo no es por algo ocurrido en Jerusalén hace 2000 años. Son unas heridas abiertas hoy en día: son tantas personas que mueren en el mundo víctimas del odio y la violencia, tantos niños asesinados en los vientres de sus madres, tantas familias destrozadas y enfrentadas entre sí, tanta gente sin trabajo, que no encuentra sentido a su vida, que se pierden en el alcohol y las drogas… y, sobre todo, no conocen el amor de Dios.

Cada una de estas situaciones son un nuevo latigazo en la llagada espalda del Señor de la Bondad y una lágrima más en el rostro de la Señora del Consuelo. Me podréis decir que qué podemos hacer nosotros, que no está en nuestras manos solucionar el hambre en el mundo, o las guerras o el paro. Pero sí podemos ayudar a que tenemos a nuestro lado, al hermano que sufre, al vecino necesitado. En una situación muy delicada en nuestro país y en nuestra sociedad debemos preguntarnos como cristianos y como cofrades qué hacemos por los demás. Muchos de vosotros ya colaboráis con cáritas y con proyectos de solidaridad pero, ¿hacemos lo suficiente?


Aunque el fin principal de una cofradía es dar culto a nuestras veneradas Imágenes, estas campañas en favor de los más necesitados deben ocupar un lugar preferente en las hermandades. A lo largo de sus años de existencia, nuestra cofradía ha realizado importantes obras sociales para la gente más pobre, tanto de Ciudad Real como de países subdesarrollados. Que no nos olvidemos de ellos, podríamos nosotros estar en esa misma situación y por pura misericordia de Dios, no lo estamos.

El Papa Francisco, de rabiosa actualidad, incide especialmente en este tema de la caridad. Pero no es sólo una caridad material o económica. Es también una caridad espiritual. La mentira, el insulto, la envidia, la crítica, la codicia, el orgullo, la soberbia… son también heridas en el precioso cuerpo de Nuestro Señor. Y ahí no podemos mirar a otro lado porque sí tenemos una responsabilidad personal. Cristo de la Bondad, Madre del Consuelo, que todos los que hoy estamos junto a vosotros salgamos con el firme propósito de no dañaros más y de intentar reparar y curar todas esas ofensas que entristecen vuestros rostros.

Una de las situaciones que mayor dolor produce en la vida de un cofrade es la imposibilidad de poder salir a la calle el día procesional por motivos meteorológicos. Y esto mismo aconteció el pasado Miércoles Santo, cuando por primera vez en la historia de nuestra joven cofradía nuestros Titulares no pudieron lucir sus mejores galas y tuvimos que quedarnos refugiados del fuerte aguacero bajo el techo del guardapasos. Las cosas no suceden porque sí y a buen seguro que ese dolor y esas lágrimas ofrecidas consolaron a nuestros Titulares tanto como si hubiésemos podido salir a las calles y plazas de Ciudad Real a realizar manifestación pública de nuestra fe.

De este tema de la cruz saben mucho un grupo muy importante de nuestra hermandad: son nuestros hermanos costaleros. Ellos cargan sobre sus espaldas el dolor y la pena de Jesús y de María. Los costaleros también sufren con el paso de las horas de la procesión y ofrecen este sufrimiento al Señor o la Señora que llevan sobre ellos. Por ello, va por vosotros mi admiración y reconocimiento.

Y, como no podía ser de otra manera, el personaje de la pasión que mejor nos puede ayudar a comprender el misterio del dolor es Simón de Cirene. Es también un hombre sencillo, de campo, alguien que pasaba por allí y que era ajeno a toda esa historia en torno a Jesús de Nazaret. Incluso es obligado a portar la cruz del Nazareno por los soldados romanos. Pero basta solamente un cruce de miradas con aquel rostro desfigurado y lleno de sangre para entender el amor al cargar con esa cruz.

El Cirineo se convierte en el primer costalero de la historia y ese encuentro con Cristo le cambia la vida. Yo también quiero ser hoy tu costalero y ayudarte a llevar el dolor que te produce el pecado y la indiferencia de los hombres.

Y otro claro ejemplo de actualización del sacrificio del Señor lo hallamos muy cerca en el espacio y casi en el tiempo: son los Beatos Narciso Esténaga, obispo, y su secretario, el joven sacerdote Beato Julio Melgar. Asesinados ambos en la persecución religiosa en España del año 36.

Ellos también experimentaron en su cuerpo las marcas y el dolor de la Pasión de Cristo, entregando sus vidas por amor a Dios. Su sangre derramada en esta tierra manchega es, junto a la de Cristo, semilla de nuevos cristianos y testimonio de fidelidad total, incluso llegando a la muerte. No mueren por ideologías políticas, a estos beatos les movía otro ideal: ¡Por Ti, Rey mío, la sangre dar!

También muy próxima a nosotros, tenemos la figura de una gran santa, pequeña por su tamaño, pero enorme en sus virtudes: Santa Ángela de la Cruz o Madre Angelita, fundadora de las Hermanas de la Cruz, cuya casa en nuestra ciudad se encuentra en la perchelera plaza de Santiago.

Estos ángeles de la caridad han captado muy bien el misterio del dolor y de la Pasión de Jesucristo y sus vidas ofrecidas son para nosotros otro claro ejemplo de que en pleno siglo XXI se puede dar la vida por el evangelio y por los hermanos, como nos alentaba el Papa Juan Pablo II a los jóvenes en Cuatro Vientos.

La historia de este pregón está estrechamente unida a sor Ángela de la Cruz, ya que recibí la llamada de nuestro hermano mayor proponiéndome como pregonero el 5 de noviembre, día de la festividad de la santa sevillana. Y la aceptación de esta propuesta fue el día siguiente, memoria litúrgica de los mártires españoles de la persecución del siglo XX, entre otros, nuestros beatos Narciso y Julio. Como veis, un pregón marcado por la cruz. Y es que para Dios, no existen las casualidades.

Este paso por la plaza de Santiago marca ya uno de los puntos finales de nuestra salida procesional. Es un lugar muy íntimo, muy de hermandad. Las llamas de los cirios y la candelería del palio han menguado, indicando que el final del Miércoles Santo está cercano. Pero antes de que termine la jornada, queda pendiente nuestro paso por ese rinconcito de gloria en el núcleo del barrio perchelero.


Entramos en el Perchel
Y en él, a su corazón
Por la plaza de Santiago
Llega la Flagelación

Frente a la gótica iglesia
Hacemos nuestra estación
En las monjas de la Cruz
Las del hábito marrón

En este trozo de cielo
Que es su casa de oración
Ha llegado el flagelado
Y en su puerta se paró

La gente junto al convento
Pide callar al tambor
El aroma se respira
Con el incienso y su olor

Un canto se eleva al cielo
A Jesús el Redentor
Son voces angelicales
La plegaria hecha canción

Nadie aplaude tras el rezo
De estas monjas a su Dios
Pues aún siendo sevillanas
Son manchegas de adopción

El silencio es la respuesta
Y el homenaje mayor
A estas hijas de Angelita
Que desprenden tanto amor

Y tras el divino rezo
A Cristo nuestro Señor
Llega en su palio granate
Madre de Consolación

Ella al igual que sus monjas
Sabe ofrecer el dolor
Ya que vive unida a Cristo
En su entrega y su pasión

Virgen Madre del Consuelo
Quiero sentir tu calor
Llévame Tú de la mano
A Jesús el Salvador

Plaza santa de este barrio
No hay otro camino mejor
Para llegar a lo eterno
Que este convento de amor

Tras este precioso instante
De tan cofrade sabor
Vayamos, pues ¡A la gloria!
Tramo final del pregón

LA GLORIA

La gloria es la parte principal de la vida de Cristo y de todo cristiano. Pues el Señor de la Bondad no sólo se ha encarnado, nos ha transmitido el mensaje de su evangelio, ha padecido su dolorosa pasión y ha muerto en la cruz. Jesús también es glorificado, resucitando de entre los muertos y ascendiendo a la derecha del Padre para prepararnos un sitio junto a Él en el cielo. Es la mayor alegría para los cristianos. La resurrección de Jesucristo y su promesa de llevarnos con Él a esta gloria eterna es la culminación de esta historia de amor que comenzó con su Encarnación en el vientre virginal de María en Nazaret.

Para esta misión Jesús no nos deja solos, nos envía al Espíritu Santo derramado como llamaradas de fuego sobre María Santísima y los apóstoles el día de Pentecostés. También nos regala su Iglesia, ese cuerpo de Cristo que integramos todos los bautizados que caminamos juntos hacia la casa del Padre. Tenemos la gracia de los sacramentos, que recibimos cada vez que nos acercamos a confesar o comulgar. Y, por supuesto, tenemos la ayuda e intercesión de la Virgen María, nuestra Madre del Consuelo, elevada a los cielos en cuerpo y alma y coronada como Reina y Señora de todo el universo.



Estos misterios gloriosos los contemplamos los domingos pero también los miércoles, día de nuestra salida procesional. Y es que verdaderamente, poder acompañar a Jesús y a María por las calles de Ciudad Real es un anticipo de la gloria celestial,

Y hablando de gloria, quiero recordar a nuestros equipos de priostía y camarería de la hermandad que con tanto mimo cuidan a nuestros Titulares y con tanto gusto nos los presentan en sus altares todo el año y, de manera especial, en sus cultos y el día de la procesión. Es una gozada venir en cualquier época del año a rezar a la parroquia y encontrarles siempre radiantes, esperando la visita de sus hijos.

 ¡Y qué decir cuando son presentados en este mismo templo para el triduo y el quinario! En la hermandad estamos muy orgullosos de vuestro trabajo e invito desde aquí a todos a que participéis activamente en los cultos internos de la cofradía: jura de reglas, función principal de instituto, besamanos… La parroquia es el auténtico corazón de la hermandad, lugar donde cargamos las pilas y nos llenamos de la gracia y el amor de Dios. Ese amor que intentamos repartir cada tarde de miércoles santo revestido de bondad y consuelo.

Y si hablamos de la parroquia, tenemos que hablar de sus sacerdotes, que tanto nos orientan y ayudan en nuestra vida cristiana. D. Eugenio, d. Tirso, d. Fabián, d. Vicente… Sacerdotes ejemplares y que nos han ido mostrando el amor de Dios y la belleza de ser seguidor de Cristo. Pero quiero destacar el trabajo y dedicación de nuestro consiliario actual, d. Antonio. Un hombre de Dios. Sencillo, cercano. Un pastor con olor a oveja, como pide nuestro Papa Francisco. Gracias por su generosa labor con nuestra cofradía, sus charlas de formación y su disponibilidad siempre. Que Dios le bendiga y le mantenga entre nosotros muchos años.

Hablaba de la parroquia como corazón de la cofradía. Pero a parte de corazón, también tenemos un pulmón que respira ambiente cofrade durante los 365 días del año. Y no es otro que nuestra casa hermandad, lugar de encuentro, de convivencia, de compartir esos momentos cofrades que tanto nos gustan a estos frikis de la semana santa. No podemos vivir sin este corazón y este pulmón, no podemos ser hermanos de cuota o de un día al año. Tenemos que ser capillitas de los buenos, ilusionados con nuestra hermandad y, sobre todo, con nuestro Cristo y nuestra Virgen.

Nuestro modelo a imitar en la pasión debe ser María Magdalena, triste por los acontecimientos sucedidos la tarde del viernes santo, pero que tras el encuentro con Cristo la gloriosa mañana de Pascua, corre gozosa al encuentro de los apóstoles y las otras mujeres para anunciar la Buena Nueva con alegría. ¡Cristo vive, Cristo ha resucitado!

Estampa con las manos de Nuestro Padre Jesús de la Bondad publicada por el pregonero como recuerdo del mismo, y entregada a la finalización del acto

Y, cómo no, no podía terminar mis palabras sin volver a traer a nuestra memoria al glorioso Juan Pablo II. Nadie como él ha experimentado en su vida el gozo, la luz, el dolor y la gloria, siendo todo este pregón un humilde acto de homenaje y una profunda acción de gracias a Dios por el regalo de su pontificado.

Quizá algunos se extrañen que a estas alturas de mis palabras no haya aparecido aún ese tramo que separa la calle Caballeros de la calle Toledo de nuestra ciudad. Ese estrecho pasaje flanqueado por la casa de las hijas de María Inmaculada, el antiguo convento de mercedarios con la actual parroquia de Santa María del Prado y la Diputación Provincial. Aunque habíamos finalizado nuestro peregrinar por la perchelera plaza de Santiago camino ya del final de nuestra salida procesional, volvamos atrás en el tiempo y situemos nuestra cruz de guía cerca de nuestro obispado diocesano ya que en este punto, comienzan los 200 metros más importantes y, por qué no decirlo, llenos de gloria, para todo cofrade de la Flagelación.

Tras la lluvia del año 2013, este año, el pasaje, nuestro pasaje, lucirá sus mejores galas y la hermandad de las Angustias volverá a recibirnos a las puertas de su iglesia…

Terminamos el camino
Que fuimos a recorrer
El gozo, luz y dolor
San Pedro, Prado y Perchel

Y tras dos años de ausencia
(Dios quiera no sean tres…)
Nuestra amada Cofradía
Al Pasaje va a volver

Un callejón con historia
Cargado de amor y fe
Alma de Ciudad Real
Hoy nueva Jerusalén

Pues aquí cobran ya vida
Piedras del hoy y el ayer
Nuestros pasos caminantes
En la infancia y la vejez

¿Quién pudiera, Cristo mío,
Señor de morena tez
Iluminar tu sendero
Para que pisen tus pies?

Que hoy mi Cristo flagelado
Aquél que nació en Belén
Camina con elegancia
Para de nuevo Rey ser

Y con Cristo bondadoso
Su Madre viene tras Él
¡Qué hermosura tu consuelo,
Doncella de Nazaret!

Estampa con las manos de María Santísima del Consuelo publicada por el pregonero como recuerdo del mismo, y entregada a la finalización del acto

¡Capataz, detén su paso!
Que no debiera correr
Aquí en las puertas del cielo
En esta angosta estrechez

Hoy sí cae desde lo alto
Lo que tiene que llover
La lluvia más amorosa
Hecha de incienso y clavel

Costalero, ve con mimo
Sea tu andar un mecer
Que lo que vives tú ahora
No lo olvidarás después

Cuando llegáis ya a la plaza
Todo el mundo ha de saber
Que la Reina del Consuelo
Las almas quiere encender

Finalizo mis palabras
Espero haberlo hecho bien
Me despido de vosotros
Nos volveremos a ver

Pues aun siendo forastero
(Yo nací en Zocodover…)
Corre la sangre manchega
Por los poros de mi piel

En mi último pensamiento
Sólo puedo agradecer
Al Señor de la Bondad
Y a Aquélla que Consuelo es

¡Casi os vemos en la calle!
Cuando pase un día y un mes
En ese tramo de gloria…
¡¡¡Pasaje de la Merced!!!

HE DICHO

Este pregón se comenzó a escribir en Toledo el 9 de diciembre de 2013, solemnidad de su Patrona Santa Leocadia, y se finalizó el 6 de enero de 2014, solemnidad de la Epifanía

Al término  del pregón, el Concejal Portavoz del Equipo de Gobierno de nuestro Ayuntamiento, D. Pedro Martín Camacho y el Hermano Mayor de la Cofradía, D. Emilio Martín Aguirre, le hicieron entrega de una metopa como recuerdo por la pronunciación del XIX Pregón de la Hermandad.