martes, 5 de marzo de 2013

D. FRANCISCO JAVIER SÁNCHEZ CARRERO, PRONUNCIÓ EL XVIII PREGÓN DE LA COFRADÍA DE LA FLAGELACIÓN



El pasado sábado día 2 de marzo, la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva acogió la pronunciación del XVIII Pregón de la Cofradía de la Flagelación, que estuvo a cargo del cofrade D. Francisco Javier Sánchez Carrero.

D. José Ignacio de la Rubia Rojas, miembro de la Junta de Gobierno de la hermandad, fue la persona que presento el acto recordando que eran ya 18 los pregones pronunciados en la hermandad en diferentes lugares, y la segunda vez que se realizaba en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva. Tuvo un recuerdo para nuestro Consiliario Honorario Perpetuo ya fallecido, D. Eugenio Sánchez Vega, pasando a continuación a dar paso al momento de descubrir el cartel de la hermandad para la Cuaresma y Semana Santa 2013. 


El cartel fue descubierto por nuestro Consiliario, D. Antonio Ruiz Pozo, y el Gerente de Hortofrutícola del Hoyo S.L., el miembro de la Junta de Gobierno, Miguel Ángel del Hoyo Mata, y es una bella fotografía de un primer plano de  María Santísima del Consuelo en su paso de salida obra de Ángel Ureña.

A continuación el presentador dio la palabra al Hermano Mayor, Emilio Martín Aguirre, para presentar al pregonero con quien mantiene una amistad personal  y recordó que nació en una familia humilde, estudió en el colegio salesiano “Hermano Garate”, tiene un profundo amor mariano a la Virgen del Consuelo y la del Prado,  ha formado una familia cofrade de la flagelación junto a su mujer e hijas. También recordó como llego a ser hermano de la flagelación, su paso como miembro de la Junta de Gobierno y costalero del paso de palio de María Santísima del Consuelo. Le agradeció que desde hace ya más de  quince años colabore desinteresadamente con la hermandad con la maquetación de nuestro boletín y desde el pasado año con su publicación. También recordó de su vida cofrade y su paso por las hermandades del Santo Descendimiento y Cristo de la Caridad.


Una vez presentado el pregonero, D. Francisco Javier Sánchez Carrero, subió al atril y pronunció el siguiente pregón:

 Introito

Tu postura es incorrecta ante el Señor. Con esta frase el Padre Fesser comenzaba a corregir los defectos que tenía como monaguillo en la sacristía de la Iglesia de San Ignacio de Loyola en el Colegio Hermano Gárate. No se refería a mi actitud, sino a la postura corporal incorrecta que ejercía cuando nos arrodillábamos para orar.

- Javier, el cuerpo erguido, la espalda recta, y las piernas juntas. Estás echado hacia atrás y descansando el cuerpo sobre las piernas, y esa no es la postura correcta. Mantén la concentración para hablar con Él. Se llamaba como yo. De la mano de Francisco Javier Fesser me inicié en el duro camino cristiano. Me enseñó la Liturgia y hacía catequesis a cada momento, en cualquier lugar. Fue muy querido por los vecinos de la humilde barrida del Padre Ayala. Puede dar fe mi cuñada María Dolores. Instauró en el colegio el Movimiento Eucarístico Juvenil, donde todos los jueves nos reuníamos en torno a la mesa del Señor. Éramos niños, pero veíamos en su rostro, cada día, la imagen de Jesús. Buen pastor, amante incondicional de la Virgen.

- Padre Fesser, no me cabe duda que eres patrimonio del Señor.

Mis recuerdos se remontan a esta etapa. Veo a un niño delgado, de semblante serio pero tremendamente inquieto y curioso. Teníamos tan a mano la iglesia del colegio, que pasaba a confesar a menudo. Me gustaba hacerlo con el Padre Huidobro. Era muy mayor por entonces, pero os puedo asegurar que no había mejor confesor y cómplice de nuestras miserias. Me apretaba el brazo derecho en pequeños intervalos de tiempo para animarme a arrepentirme y a la vez a desahogarme. Su mirada me infundaba mucha tranquilidad y sosiego. En su rostro un gesto de profunda paz lo inundaba. También recuerdo al Padre Jaime Peñaranda, mucho más joven, deportista nato. Le encantaba jugar al fútbol y era un medio centro de excepción. Se vestía con sus calcetas hasta las rodillas y las botas de tacos de cuero negro, con los cordones reliados rodeándolas con varias lazadas. Le encantaban los partidos oficiales donde jugaba del lado de los Antiguos Alumnos.

-¡Qué discípulos tenía San Ignacio!

Cuando los jesuitas transfieren a los salesianos el Centro Educativo, yo tenía 13 años y finalizaba mi etapa de la Educación General Básica. Durante mi Formación Profesional y desde el comienzo, me encomendé a María Auxiliadora, añadiendo el 24 de mayo como un nuevo día festivo en mi personal calendario. Don Bosco y su discípulo Domingo Savio calan en mi formación en todos los ámbitos: laboral, social y personal. Admiraba a cada uno: Manuel, Andrés, Sergio o Antonio son salesianos que permanecerán por siempre en mi memoria.

Don Adriano y Don Ubaldo, llenaban mi jornada cada Día del Señor en su Parroquia de la Merced, muy cerca de mi domicilio en la infancia. Cada domingo, con su homilía llana y directa y la Eucaristía, alimentaban mi fe.

He nombrado solo a unos pocos. ¿Por qué he querido mencionarlos en este pregón? Porque todos y cada uno de ellos han influenciado en mi educación cristiana y mi amor incondicional hacia Ellos. Todos y cada uno me han dado la oportunidad de acompañarme cuando fui niño y luego adolescente. Me enseñaron el camino bueno, y por este sendero quiero andar acompañados de otros peregrinos. Sois vosotros, cofrades de la Flagelación, esos peregrinos para alcanzar a Dios.


En este sendero divino,
varias almas me acompañan.
Sois conmigo peregrinos,
de la andanza cotidiana.

Bondad y Consuelo bandera
del trasiego de La Mancha
camino de polvo y viento
de una España demacrada.

Si por el camino hayáis
a personas derrotadas,
levantadlas con Bondad
y Consuelo reanimarlas
¡Que el camino ha de seguir
y seguimos en la Mancha!

Saludo

Señor Presidente de la Asociación de Cofradías, Hermano Mayor de la Cofradía de la Flagelación, presentador de mi pregón, amigo mío.

Junta de Gobierno de la Ilustre, Humilde y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo,

Consiliario D. Antonio,

Miembros de Juntas de Gobierno de otras hermandades,

Autoridades civiles,

familia, cofrades, amigos todos.

No merezco las palabras de mi presentador porque no son justas, ni son objetivas porque sé que hablan desde el corazón. Que Dios te bendiga, Emilio, y haga que no decaigas en el camino que debemos andar juntos. Compañero de fatigas, verdadero cirineo de Cristo.

Permitidme que les salude primero a Ellos, motor de mi vida.

Me trajistéis a este mundo
por medio de mis padres,
ahora voy hacia vosotros,
remando entre agua y vinagre.

Acogedme en vuestros brazos
cuando llegue por la tarde,
No abandonéis mi suerte
si la leña ya no arde,
si os esquivo por vergüenza
o por ser un miserable.

Que mi suerte sois vosotros
por teneros de mi parte
Sois mi Bondad y mi Consuelo,
lo que imploro nunca falte
y menos en este Pregón,
de este sábado por la tarde.

Saludo a todos los presentes. El Pregón de hoy es el Pregón de las personas que componen nuestra querida hermandad. Quiero dedicar este pregón a todos ellos.  Con mención especial a Manoli, mujer de mi primo Jose, que se fue con el Cristo de la Buena Muerte la madrugada del pasado miércoles; a mi cuñado Julián, que noto su falta cada día; al padre de Prado Cárdenas, Antonio.

La flor de mis días, mi querida esposa, María Teresa y mis hijas María e Irene ya me dedican sus vidas como yo les dedico a ellas la mia. No trasciende mi amor incondicional por ser hoy el día que es. A mi mujer le debo su paciencia, su tesón y su amor infinito hacia mí, porque ya me lo ha demostrado y me lo demuestra cada día, A mis padres por darme la vida y por querernos a mí y a mis hermanos. Formáis parte de mí y este pregón también nace de vosotros.

Permitidme dirigirme también a dos personas muy especiales que ya no están con nosotros y que quiebran con nostalgia la memoria de toda la familia. Estoy hablando de Elías y María, mis suegros.

- Sed testigos un día más de la evocación al recuerdo, de vuestros hijos cuando eran niños, de cuidarlos con anhelo:

Nueve semillas dejasteis
sembrando el Prado completo,
que con la Virgen del Prado
buena cosecha prometo.

El Pregón de las Personas

Tengo que remontarme al año 1990. Era tan solo un chaval que todas las tardes bajaba a jugar con la chiquillería de la Calle de la Luz, donde mis padres regentaban un bar, esquina con la Calle Estrella, en el popular barrio del Perchel. Cuando venía del colegio ne encomendaba rezando a la talla de una Virgen de Escayola que mis padres tenían en su dormitorio. Es una Inmaculada a la cual venero, incluso ahora, cuando visito el domicilio familiar. No sabéis cuánto he llorado ante esta imagen. Cuánto me ha abrazado a la Virgen en ese dormitorio, cuánto me he sentido querido, desde muy niño.

Hacía la tarea temprano y bajaba al bar a merendar. Jugaba con los amigos en los aledaños del Instituto Femenino, la Ermita de los Remedios, la Calle de la Luz, la Plaza de Agustín Salido y la Plazuela de Santiago.

¡Quién me iba a decir que este lugar confluyera en mi vida tantas veces como testigo!

Me apunté a la Banda de Cornetas y Tambores de la Dolorosa de Santiago el verano que finalicé la educación general básica. Fue allí donde conocí a mi esposa y comenzó a fraguarse de algún modo mi Pasión por la Semana Santa.

Los banderines de las cornetas y las faldillas de los tambores eran bordadas por las Hermanas de la Cruz y el hecho de llevar la inscripción “Dolorosa de Santiago” en la gala de mi corneta, acrecentó en mí un amor especial hacia la Virgen de los Dolores.


Mis vivencias en el entorno semana santero se fraguaron en la Parroquia de Santiago. Me encantaba ir a ver limpiar y adecentar los pasos de la Santa Cena, Ecce Homo y el Santísimo Cristo de la Caridad, conocidos popularmente como Pilatos y Longinos.

Mi primo José, hijo de mi tía Dolores, era costalero de la Virgen de los Dolores, que por entonces se portaba a dos hombros. También era portador del Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad del Silencio. Fue el espejo donde miraba mi futuro como costalero. Sabes, de buena fe, que ya Manoli está con él.

Mi tía Dolo, su madre, ha trabajado durante muchísimos años en la casa de Don Rafael Ruiz, y gran parte de mi familia paterna pertenece a la Hermandad del Silencio por ella.

Son también hermanos de la Hermandad del Santo Descendimiento, pues mi tio Pepe siempre ha estado vinculado al gremio de la construcción. Entiendo que la cercanía del domicilio de mis tías y el mío propio a la Ermita de los Remedios, encandilara a mis primos y a mí una atracción especial por el misterio del Santo Descendimiento.

Junto a mi primo Miguel Blanco pertenecí unos años a esa bendita cuadrilla de hermanos costaleros capitaneados por Antonio Señas:  Agustín Casado, José Félix Martín, Portu, Jorge Donaire, Atana.... siento no poder nombraros a todos, También allí, en el seno de esta gran hermandad, conocí a mi gran amigo Miguel Ángel del Hoyo, costalero de raza, amistad que se acrecentaría más adelante fuera del mundo del costal y de las cofradías.

Fue justo después de la primera salida procesional del Santo Descendimiento cuando cuece un caldo que alimentaría a toda la Semana Santa ciudadrealeña. Se estaba cocinando, a fuego lento, nuestra querida hermandad.

Capataz Antonio Señas,
de carisma sin igual,
trajiste contigo tu gente,
de ese mundo del costal.

Agustín Casado al frente,
costalero original,
ahora ayudas a la gente
y a toda la sociedad.

Gente de casta valiente,
de los Remedios vendrán
a conformar la cuadrilla
de Jesús de la Bondad.

Es de bien nacidos, ser agradecidos. Vuelvo a reincidir en un pregón de las personas, de la gente que hacen grande todo esto. Cuando José Luis apunta en un viejo cuaderno de rayas a los futuros hermanos, apenas éramos 20. Hay que agradecer toda la gesta al verdadero impulsor de la hermandad: Emilio. Convocó a gente de todos los estamentos para seleccionar los ingredientes. Gracias a los componentes de la tertulia Martillo y Trabajadera se pudo convocar al mundo del costal en un uno de los salones que la Cruz Roja poseía en la Ronda. No teníamos ni sitio de reunión, pero Emilio, como siempre, sacaba conejos de la chistera. Era el consejero general de José Luis, el tesorero, el secretario, el cobrador de recibos... ¿qué no has hecho tú, Emilio, por la hermandad? Eras ya el Hermano Mayor en la sombra.

Cuando encargaste con José Luis la Virgen en los talleres de Ramos Corona, seguro que desconocíais la joya que vendría para Ciudad Real. El boceto de arcilla no servía lo suficiente para vislumbrar la belleza de la talla del joven imaginero de la ciudad hispalense.

Bendecida ya en la cuna
del artista sevillano,
no fuimos buscando el nombre
Consuelo te bautizamos.

De azul cielo vestida
y con diadema de estrellas,
nos cegaron ya tu luz,
tu juventud y tu belleza.

Allí, a la Calle Estrella
íbamos a visitarte
el rosario te rezamos,
cada miércoles por la tarde.

En el Barrio de Santiago,
un lucero vespertino
perchelera sin tapujos
hace alto en el camino.

Ya tendrás por primavera,
dolores negro azabache
en parihuela de nácar
de San Juan de Aznalfarache

Te vestiremos con saya
de terciopelo bordado
el manto al pollero atado
y brocados de hilo fino.

De grana y oro vestida
¡¡Reina del baluarte,
de la entrega costalera,
que muere por consolarte!!

Comenzaron los ensayos de la primera cuadrilla de costaleros en el antiguo cuartel de Artillería. Guardamos la parihuela traida de Sevilla con trabajaderas de madera, novedad entonces, como todas las novedades que implantará nuestra querida hermandad a la ciudad.. En la primavera de 1991 llegó el ansiado momento. Qué momento el de tu primera salida procesional:

La ilusión llenaba las naves
aquellos primeros ensayos
de unos jóvenes cofrades
que nacieron de tu manto.

La gente de la cruz roja,
Antonio Señas,  Marcelino...
se sumó el Ave María,
y también Alfredo vino.

Con qué empeño levantamos
sudando en las trabajaderas
y guiándonos por fuera
Juan Carlos y Juan Luis Huertas.

Costaleritos de plata
de faja y costales nuevos
con parihuela de nácar
alpargatas, fe y empeño.

En tu primera salida
en volandas te portamos
como Tú te merecías
Reina del Santo Rosario.

Sin bambalinas de oro,
sin gloria ni techo palio,
solo manto de terciopelo
y sobre peana de estaño.

¡Por gloria el cielo estrellado!
¡y la gente de los barrios!
que se acercan para verte
la hermosura de tu llanto.

Esa gente que al mirarte
se siente reconfortada
pues solo ya contemplarte
dibuja sonrisa en sus caras.

Misericordia, María,
resguárdanos en tu manto
La Bondad está por llegar,
¡Consuelo para tu llanto!

Parió nuestra Bendita Madre a Jesús de la Bondad en la Navidad de aquel glorioso año, Todos soñábamos el momento de verte por primera vez, y todos coincidimos cuando se produjo el milagro. Todo tu semblante era el de un Hombre Bueno, sumiso y obediente. Tu rostro no dibuja ningún gesto de ira ni de odio por los latigazos, solo resignación por la voluntad del Padre. No hay quien pueda mirarte Señor sin quedarse ensimismado, pues la dulzura que transmites es todo Bondad. Desnudo ante nosotros, nos revivirás la Pasión como cada Primavera. La ciudad se transforma para recibirte como entonces:

Al alba del Lunes Santo,
queda el recuerdo latente,
de una entrada muy triunfal
pero dudas en tu suerte.

Un prendimiento advierte
que el humano está presente,
que eres Rey de los Judíos,
pero no te haces el fuerte.

Ultrajado, flagelado...
de granate y coronado,
compungido y resignado
¡sabes que todos mienten!

Agua y sangre de tu frente,
vencido y maniatado,
¡dejadme sentarme al lado
del ahora Reo de muerte!

Que quiero curar su espalda
y quitarle esa corona
que castiga y le humaniza
como excepción de la norma.

Los flagelos ya no existen,
agua fresca de la fuente,
Consuelo para mi Señor,
¡para mí su Bondad de siempre!

Un momento muy doloroso que vivió la hermandad fue el buscarle un sitio para tener a Nuestros Titulares al culto en el lugar más digno, la Casa de Dios. Llevamos la cruz de Santiago en el escudo de la hermandad por estar establecida canónicamente en la Parroquia de Santiago. Debíamos procesionar el Jueves Santo con la Pasionaria de la parroquia, pero quisimos hacerlo el miércoles. Gracias a Lorenzo Selas, Alcalde entonces, medió con el obispo para conseguir este objetivo. ¡Cuántos pequeños milagros se han conseguido!

Pero no tuvimos cabida en la sede canónica. Pedro Jaramillo, Vicario entonces, nos animó a buscar sitio en otros templos. Y fue cuando él nos abrazó, Don Eugenio Sánchez Vega, y nos dio posada y cobijo. Dio de beber y de comer a una hermandad peregrina. Partimos al desierto huyendo, desterrados sin destino, pero con gran fiesta fuimos recibidos. Esta hermandad está profundamente agradecida. Cada Pregón en esta casa hará rememorar, como en toda Eucaristía, a nuestro Consiliario Honorario Perpetuo Estoy seguro Señor que estás con él, en la mesa y el camino, con pan caliente del día y buen vino envejecido..


A Dios nadie le vio jamás. Jamás, nadie,  nunca. Sin embargo Jesús sigue el camino en la historia y hace que se le rememore cada día. Además, Él particularmente es el personaje de la historia del que más se ha hablado y escrito sobre Él. No hay nadie que tenga más popularidad, por muchos dominios, fama o gloria que pudieron llegar a adquirir Cristóbal Colón, Felipe II, Napoleón Bonaparte, Adolf Hitler o el Che Guevara.

Es el personaje eterno, de todas las eras, de todas las épocas. Tanto es así, que hasta la historia se conoce como antes de Cristo, y después de Cristo. Todo por la voluntad del Padre.  Pero sembró durante su corta estancia tanto Amor, que los apóstoles no tuvieron ninguna duda que murió por Amor, pues amó a los hombres tanto como el Padre, por eso entregó su vida por nosotros. Este es el misterio del Amor, que el apóstol San Pablo reclamaba cuando afirmó: “me amó, y se entregó a la muerte por mi”.

El Apostolado que sembró Jesús por la Pasión fue tal, que todos los años asegura la cosecha. Es cierto que llevamos unos años malos, con sequías y fenómenos adversos. Es por ello por lo que debemos retomar esa semilla, y sembrarla más profunda en la tierra, para hacerla germinar hasta el fin de los días. Si estuvieran entre nosotros cualquiera de sus Apóstoles, os aseguro que darían su propia vida para que así fuera.

Retomando la Pasión, me llama poderosamente la atención un gesto de Jesús. Su silencio. No articuló palabra hasta llegar al Calvario donde entregó al discípulo amado a su madre. Ni cuando calló con el madero al suelo. Mirando a su madre a los ojos, no tuvo nada que decirle.

Miércoles Santo Bendito,
Jesús encabeza el Misterio,
silencio blanco en la tarde
y al alba silencio negro.

Por la Calle Lanza abajo
camino de San Pedro,
va mi Cristo descarnado
azotado sin remedio.

La sentencia te ha llegado:
latigazos con porfía
Amargura, Soledad y llanto
en la Puerta de la Umbría.

Ni una palabra a tu Madre,
con la mirada bastaba...
¿merece el Hijo de Hombre
tanta crueldad desatada?

Por la Calle Lanza abajo,
en la puerta San Pedro,
maniatado a la Columna
se ha iluminado este templo,

 Luz del mundo para el hombre,
que no sabe iluminarse
dejándole en su regazo
pelo, piel, sudor y sangre.

Con Bondad se puede todo,
la Soledad la miraste,
la Amargura va por dentro,
y por eso no le hablaste.

Por la calle Lanza abajo,
abandonando tu templo,
Misericordia te grita
una Madre desde lejos.

No te vuelves a mirar,
¡como tanto sufrimiento
vas imprimiendo al andar,
de costero, largo y lento!

¿Cómo sabrás Perdonar
tanta infamia, enredo y lucha,
si sólo Consuelo te escucha
Mi Señor de la Bondad?

Silencio blanco en la tarde
y alba silencio negro
por la calle Lanza abajo
¡va mi Cristo sin remedio!

Muchos corazones lloran y sufren en silencio llenos de gratitud y asombro ¿Es posible que Jesús me quiera tanto? ¿Es posible que María pueda sustituir el Amor de su Hijo por el de toda la humanidad?

Me quedo sorprendido también con las personas que quieren tanto a sus Titulares. Y aquí me extiendo  también a otras hermandades, que demuestran un cariño incondicional a sus imágenes Titulares y a la propia hermandad en sí. Rindo desde este atril un sentido homenaje a la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Misericordia. Mi enhorabuena a su hermano mayor, Juan, que contra viento y marea ha desmarcado su Amor hacia su Bendita Madre de la Misericordia, desbancando a las propias dificultades y las circunstancias de la vida misma. También mi enhorabuena a José Antonio, su ya eterno capataz. Sus obligaciones como padrazo que es de sus dos hijos; las de prestar servicio a la sociedad desde su querida Protección Civil; como también sus obligaciones laborales como director de banco, no han impedido desprenderse del Amor de su Madre y extiende su sacrificio de sacar a costal el Dulce de Nombre de María al de su Misericordia. También mi felicitación a Fran y a Miguel, como resortes y puntales de que todo llegue a buen fin. Vuestro amor incondicional a la Santísima Virgen de la Misericordia hace que la gente que os rodea se sienta orgullosa de teneros como amigos, pues dais ejemplo con vuestra actitud.

Alejandro Simón, otro ejemplo de Amor incondicional a nuestras cofradías. No podía dejar escapar esta oportunidad para brindarte mi apoyo y gratitud por los ambiciosos proyectos que acometes. No te dejes desfallecer y continúa apoyando con tu buena mano a la Semana Santa de Ciudad Real con tanto mimo y decoro como lo haces, sacando ese valioso tiempo que no tenemos.

Me extiendo también a tu primo Monchi, ¡cómo se nota la sangre! que tanto me quiere y tantos consejos me guarda ¡Cuántas lecciones de Amor canta sobre la Señora, nuestra Bendita Madre del Consuelo!
Y cuántos ejemplos de Amor verdadero en nuestra hermandad:

- Emilio Martín: sin ti no seríamos nada, Para mí eres como el Apóstol San Pedro, que puso la primera piedra de la Iglesia. Emilio es, sin duda, quien puso la primera piedra de todo el fenómeno de la Flagelación y me atrevería a decir que de la nueva era de las cofradías en nuestra ciudad.

- Alfredo Muñoz: otro Apóstol del Señor. Haciendo apostolado en sus clases de Religión, es pura catequésis en la organización de los cultos, del cortejo, del vestir, y en definitiva del buen gusto de lo que debe ser una hermandad.

- Jesús León, costalerito de plata... y Mayordomo. Tu labor infatigable es la más necesaria para el esplendor de nuestra Hermandad. Llevas a tus espaldas muchos años de salir al frente convirtiéndote en legión, siendo un solo legionario. Gracias por tu tiempo y esfuerzo. Extiendo el agradecimiento a tus colaboradores Jose y Moyano.

- Miguel Barba, baluarte de la entrega costalera y del día a día con tu trabajo, con tu querida mujer, Almudena y ahora con vuestro retoño, el pequeño Martín. Sois ejemplo de familia y vida cristiana. Apasionado de Jesús y de María. No hay más que fijarse cómo te desnudas ante Ellos y ante los que te rodean. Siempre que te recuerdo, entra en escena la figura de Sergio, ejemplo entrañable de amistad verdadera.

- José María Pastor y Chefo, los que tiran “de los carros”. Sois coparticipes del milagro de cada primavera y testigos de la entrega por Jesús, atado o en la Cruz, y por María.

- Miguel Ángel del Hoyo. Qué decir de ti, amigo Willy, si eres como yo. Amamos a la Virgen “a lo bestia”. Que nos guarde el Señor muchos años unidos en el camino. Ni que decir tiene que necesitamos de tu furgón, tu camión y tu pasión. En definitiva de tu apoyo, para nuestra hermandad y para el Amor de nuestro Santo Descendimiento.

- A todos los del mundo del costal, a Víctor y Juan Manuel Herance, a los hermanos Jaramillo, Víctor Dorado, Alberto Donaire, Marcelino, Ernesto, Juan José, Manuel Gutiérrez, David Pereira, y tantos y tantos otros que estuvieron entre nosotros y que siguen estando e involucrándose con el espíritu costalero. Especial recuerdo para Agustín Casado y este año con especial atención al pregonero del año pasado, Ángel Ramón, cirineo verdadero del Amor de Cristo. Sabes que tu madre siempre estará en Ti, como lo está tu Padre, tu Cristo Moreno de la Bondad y su bendita Madre del Consuelo.

Merecen mención especial Antonio Señas, Juan Luis Huertas, Marcelino Abenza y Juan Carlos Naranjo, impulsores verdaderos de nuestras cuadrillas, capataces de solera, pusieron su grano de arena para el inicio de la gesta.

Transmito mi admiración a toda la Junta de Gobierno, a la Camarería, al Grupo Joven, a toda la gente que se involucra de un modo u otra con la vida de nuestra querida hermandad. Lo extiendo a todos los cofrades de esta mi Hermandad y todos los hermanos y cofrades del resto de hermandades y cofradías, pues sois para mi ejemplo de vida y espejo donde debieran mirarse otros corazones.

Pero no puedo explayarme más. No puedo nombraros a todos. Entendedlo, porque os aseguro que podría escribir un pregón con mis vivencias con cada uno de vosotros. No quiero dejarme a nadie en el tintero y no entendáis la omisión de vuestro nombre como falta de cariño, sino de tiempo.

A todas estas personas las mueve el Amor. El Amor es el motor del trabajo para su cofradía. Todos tienen el mismo denominador y estoy convencido que ni Jesús ni la Santísima Virgen dejarán que os desviéis del camino, porque cuidan de vosotros, como vosotros cuidáis de Ellos.

Cofrades y hermanos todos,
que al mundo dais aliento,
con vuestra forma de vida,
con trabajo y sufrimiento.

Sacando un Cristo a la calle
o una Virgen bajo palio,
estáis grabando la historia
del Amor más descarnado.

Limpiando plata y enseres
o tocando la corneta.
así se mira al Señor
como se canta una saeta.

Cofrades y hermanos todos,
echad a la calle el talento
que un gran trabajo sublime
no se lo llevan los vientos.

De los que funden la cera,
de los que pinchan las flores
en los fanales de gloria
de esas benditas labores.

O las que cosen y bordan
las sagradas vestiduras
o los pañuelos de encaje
o la filigrana más pura.


¡Cofrades y hermanos todos
así hacéis apostolado
del camino del Amor
que llega sin esperarlo!

Las Hermanas de la Cruz

Las que esperan el Amor abrazando la Cruz son las hermanas de Santa Ángela. Caridad, Humildad y Pobreza, hacen de la Cruz de Cristo su estandarte y su bandera. Además, no hay personas más cofrades que las Hermanas de la Cruz, por sacar cada día a Cristo y a su Bendita Madre a la calle. Cada día, puerta por puerta, las monjitas incansables de las calles, de los barrios, de las aceras, aportan a la sociedad el bien más preciado: la fe. Ya escribí un artículo para un boletín de nuestra hermandad que lo comentaba. Miserables de nosotros que buscamos el prestigio, buena posición social, ser bien mirado entre nuestros vecinos. Luchamos por poseer, incrementar nuestro patrimonio, acaudalar bienes para vivir mejor. No nos paramos a reflexionar que Cristo, cada día, nos señala a Dios, justo el camino contrario, el verdadero camino, el bien eterno. Todo lo terrenal, tarde o temprano, toca fin. Es por Él por quien tenemos que dar sentido a nuestra vida. Hacer las cosas en su nombre, mirar por la causa de su Hijo que nos amó tanto, e incluso mortificándonos, aunque sólo sea en pequeños gestos por Él. Qué menos por el que dio la vida por nosotros. No tiene sentido nuestra vida sin la fe y ésta debe ser nuestro bien más preciado.

Las Hermanas de la Cruz, abrazadas a la Cruz de Cristo, se mortifican cada día y reviven su Pasión con heroico pedestal. Javi, Hermano Mayor del Santo Descendimiento, al igual que su hermana Eva, las conocen bien. Mi mujer fue compañera de Eva durante muchos años. Allí, en la Plaza de Santiago, junto a su morada, en unas aulas preparadas para la enseñanza, las Hermanas de la Cruz daban clases de mecanografía, bordado a máquina y corte y confección. De una manera totalmente altruista, las Hermanas de la Cruz formaban a las niñas sin recursos para su futuro inminente. Cuántas veces hemos rememorado aquellas tardes de mayo, mes de las flores. Con qué nostalgia las recordamos.

Junto con  mi esposa María Teresa, guardo un recuerdo muy íntimo en su capilla del convento el día de nuestro matrimonio. Tras casarnos en la Parroquia de Santo Tomás, siendo testigos nuestros queridos Titulares, fuimos al Convento de las Hermanas de la Cruz por deseo de mi reciente esposa. Allí esperaban ansiosas de recibirnos. Llenas de júbilo nos hicieron postrarnos ante su Altar. En la entreplanta de arriba estaban, al órgano, la Hermana Visitación, superiora del Convento, y la Hermana Patricia dirigiendo un coro de alumnas. De repente comenzó a sonar una Salve como yo nunca había escuchado. Las notas del órgano quedaron grabadas para siempre en el recuerdo. Cuando terminó el maravillo rezo cantado, Teresa y yo nos miramos totalmente emocionados. Estábamos llorando de gozo. Así son las Hermanas de Santa Ángela. Con pequeños gestos hacen muy felices a las personas.

He sido testigo de cómo se entregan a los más pobres: se llenan de felicidad el día de Reyes cuando entregan los juguetes a niños cuyos padres no tienen para regalos; ayudan con alimento y ropa a las familias más necesitadas; visitan a los enfermos en los hospitales que viajan solos en el camino de la vida; ¡cuánta labor social hacen las hijas de Santa Ángela!. Actualmente sólo una decena de ellas queda en el convento. Pido a Dios que no falten vocaciones para esta orden tan necesaria para nuestra ciudad. Que la Zapatera de Santa Lucía y ahora del Cielo llame a los corazones que viven para amar y las abrace a la cruz de Cristo. Hermana Visitación, Hermana Eulalia, Hermana Fruencisla, Hermana Patricia, Hermana María Josefa, Hermana Regina, Hermana Gloria... que Dios os bendiga a todas...

Bendita orden la vuestra,
amarradas a la Cruz.
La caridad y la obediencia
son camino, guía y luz.

Sois el faro del regreso
y cofrades de verdad.
Dais fe de vida nueva
con ejemplo y humildad.

Menudo ejemplo de vida
¡menuda vida ejemplar!
tan solo con una decena
se forma legión sin igual.

Una decena de rosas
que repican, sin dudar,
buscando el sustento de muchos
por toda nuestra ciudad.

Mi más sincero homenaje a las Hermanitas de la Cruz, de cuna sevillana, pero de índole cofrade universal. Pido a Dios que nunca falten de nuestra sociedad estas benditas mujeres, y sobre todo, espero poder verlas durante muchos años, tanto el Miércoles Santo como el Jueves de Pasión, en su placita de Santiago, emocionadas con la imagen de la Virgen, ya sea del Consuelo, Nuestra Señora de los Dolores o el Dulce Nombre de María.

La vida de hermandad

Cada unidad forma parte de algo global. Igual que Dios encomienda una misión a cada uno de los que entregan su vida por Él, también Dios quiere algo de nosotros. Estoy convencido que nos coloca en el sitio adecuado para conseguirlo. Con qué cariño se trabaja cuando es para tu hermandad. Que le pregunten a Prado Alcázar, vistiendo a la Señora en todos los tiempos litúrgicos; o a María, otra impulsora de que el orden y la organización vaya más a allá de las filas de nazarenos; o, ¿por qué no mencionar a mi amigo Felipe Escobar, si es el mayor divulgador de nuestra cofradía a lo largo y ancho de esta ciudad?

La vida de nuestra hermandad está latente gracias a gente muy comprometida. Además somos el punto de referencia de otras hermandades y cofradías y debe servirnos esto para hacer verdadero apostolado más allá de nuestras filas. Ayudar a otras hermandades con menos recursos, prestar enseres para su cortejo procesional o para la organización de sus cultos o incluso asesorar y aconsejar por nuestro conocimiento y buen hacer, son instrumentos muy valiosos para el crecimiento y divulgación de toda la Semana Santa ciudadrealeña.

Me gustaría que no se hablara de la Flagelación por sólo sus excepcionales cuadrillas de costaleros, o por su bello patrimonio, sino por el ejemplo de nuestro Grupo Joven, por el buen hacer social y cultural de todos sus hermanos y vecinos, por extender al resto de cofrades el cariño que profesamos al Señor o a su Bendita Madre cuando salen de su casa a la calle, indistintamente de su advocación, misterio o entorno geográfico. El hermano de la Flagelación, me gustaría que fuera cristiano comprometido, involucrado de algún modo en la vida de su hermandad y en aquella que lo necesite. Para ayudar a nuestro prójimo, nos apoyaremos en Jesús de la Bondad, que nos guiará en lo que pidamos.

Ay Señor de la Bondad, atiende siempre nuestra súplica, aunque nosotros te desviemos la mirada o no atendamos tu llamada, por comodidad, por miedo o por puro egoísmo.

Los romanos con Herodes,
certifican la injusticia
con una sentencia de muerte
apoyada en sus milicias.

Que no hay más Rey de los judíos,
que la loba nos domina,
y no existe más poder
que el que Roma desafía.

Ni sanedrines ni palacios,
tampoco el procurador romano,
supo entender el silencio
ni la calma del Humano.

Ay Señor de la Bondad
¿por qué cediste tan callado?
¿por qué suspiraste sin odio
estando tan ultrajado?

Ni los azotes ni los flagelos,
ni la corona de enredos,
ni la cruz ni los martirios
hicieron dolor al Reo.

Le hizo más daño el pecado
de los hombres sin remedio,
y reavivan sus heridas...
las del alma y las del cuerpo.

Perdónanos Señor por todo,
Salvador del mundo muerto,
sin coronas ni medallas,
alerta, siempre despierto.

Sin imperios ni palacios,
sin ningún poder confeso.
Pudiste dominar el mundo
sin mentiras ni recelos.

 Elegiste de otro modo,
mi Señor de la Bondad,
como servidor del hombre
con justicia y humildad.

 Cómo te ganaste el mundo,
sin reinar ni gobernar,
tan solo con tu Palabra
y un mensaje de verdad.

Tú nos trazaste el camino.
Como faro pusiste la cruz,
como guía a tu Bendita Madre,
y al prójimo como luz.

Para iluminar el destino
del sendero de Salvación.
A Cristo se va por María
con esperanza y con fervor.

Aliméntanos Señor,
para este duro viaje,
con tu cuerpo y con tu sangre,
que entregaste con amor.

Redentor de pecadores,
de cobardes asesinos,
de incrédulos gobernantes,
de jueces y malos ministros.

Redentor de los traidores,
de gente sin compromiso,
de gente sin caridad,
de los pobres y los ricos.

Sabemos que no va ser fácil,
que no es un camino de rosas.
Que estará plagado de espinas,
esas que fueron corona.

Corona de un Rey sediento,
que se explicaba con misterio,
pues hablaba desde el Padre
quedándose sin aliento.


Que pidió de beber agua
y con vinagre le atendieron
¡Ahora beberemos de Él,
hasta el fin de nuestro tiempo!

Por eso tus costaleros,
Señor moreno del parque,
te alzan hasta los cielos,
como hubiera querido tu Madre.

Para aliviar tus dolores,
para alargar tus andares,
con chicotás muy valientes
y el izquierdo por delante,

Por eso ya no estás solo
mi Señor moreno del parque,
porque una cuadrilla de ensueño
se muere por ayudarte.

Con levantás de puntillas,
con filigranas de arte,
con una casta infinita
de una raza baluarte
con revirás eternas,
con saludos y pasaje,
y una forma de caminar
que pareces navegante.

Almirante de tu barco,
navegarás todos los mares,
esos que fueron las calles,
de flagelos y de sangre.

El Miércoles cambiará todo,
¡volverá la fe y el anhelo,
con una cuadrilla de oro
de todos tus costaleros!


El camino se inicia cuando se termina su obra en la tierra. A los pies de la cruz hace de su madre también la nuestra, elevándola a Madre Universal y por lo tanto corredentora. Es tal la importancia de la Virgen en nuestras vidas que dependeremos de ella para nuestra Salvación. Como dice la Salve, ella es vida, dulzura y esperanza nuestra. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, rosa mística, casa de oro, torre de David,...... las letanías del Santo Rosario creo que se quedan insuficientes para definir a María,la esclava del Señor. Debemos de venerar a María, nuestra bendita madre, cada día de nuestra vida., porque gracias a Ella se puede ejercer la función salvífica del Redentor. Fijaos bien, si no hubiera existido María,  Dios no hubiera podido reencarnarse en la figura  de Jesús. Fue  la única que con una condición puramente humana. pudo  engendrar en su vientre al Redentor del mundo. Sucedió en aquel tiempo porque estoy plenamente convencido de que no existirá jamás otra mujer como María y por eso la convierte en un ser tan especial. Dios necesitó de María, por tanto la convierte en co-redentora. No hay Cristo sin María.


Nos dejaste a tu Madre
en este mundo de llanto,
para poder consolarnos
en el cobijo de su manto.

Dolorosa Universal,
de puñales en tu pecho
es la gloria celestial
de la gente sin remedio.

Es Esperanza de vida,
de Perdón sin miramiento,
de Dulce Nombre, María,
de Misericordia repleto.

Ave María Señora,
sin pecado concebida,
la del Calvario sufriendo,
y por su Soledad partida.

La Amargura de su llanto,
es por muchos revivida,
por la Angustia del presente
y la moral desfallecida.

No dejes que nadie caiga
en oscuridad de tinieblas,
no permitas que nadie sufra
hazlos retornar a tu mesa.

A la mesa de la familia,
llena de paz y paciencia,
en la que comulgamos todos
y hacemos grande la fiesta.

Por eso el Miércoles Santo,
te pasearás como Reina,
Reina de los que sufren,
de los que lloran y piensan,
que eres la Madre de Dios,
la que cumplió su promesa,
de ser la esclava del Padre,
conservando tu Pureza.

 Pensando en ti rezo, María,
por la Fe que nos profesas,
que siendo Corredentora,
nos haces llamar a tu mesa.
Para alimentarnos de Él,
para mostrarnos su gesta.

 Por eso el Miércoles Santo,
llenarás el firmamento,
con un cielo lleno de estrellas,
para agraciar el momento,
de seguir tras el Señor
con monumental cortejo.

La que abraza a todo hombre,
como abrazó a su Hijo muerto,
con un corazón traspasado
y el Mayor Dolor confeso.

 ¡Así quiero pregonar,
rezándola cada día!
pues todos las que la buscan,
encuentran Consuelo en María

Por eso el Miércoles Santo
os animo a ir a buscarla,
para que halléis las respuestas
a las dudas desatadas.
Que la miréis a los ojos
que la recéis para amarla.
que supliquéis con amor
el perdón de vuestras faltas.

La verás en chicotás de ensueño,
caminando sobre puntillas
con revirás a compás
y saliendo con valentía.
Pregonando con el esfuerzo
de la gente que cobija
bajo su manto granate
que alumbra su candelería.

Gente de casta valiente,
la del palio del Consuelo,
se arman de fe costalera
con trabajo, fe y empeño.
No hay forma mayor de gozar,
que con pleno sufrimiento,
sabiendo que vas a portar
a la Reina de los Cielos.

 Costalero de la Virgen
que levantas con anhelo
el sentir de todo un pueblo
que te quiere con respeto.
Seremos legión de María,
será nuestra capitana,
por ser la flor más preciada
de las gentes de La Mancha.

Así lo anunciaba él,
nuestro consiliario perpetuo
A Cristo se va por María...
¡queridísimo Don Eugenio!

María, cómo nos cuidas...
¡con qué consuelo nos calmas!
muéstranos a tu Hijo,
y el misterio de su alma.

El calor  que nos transmites,
quema el prado de La Mancha.
Que ya por el mes de agosto
te repican las campanas.

Irás a la Gloria con Él,
como entonces le abrazabas,
cuando era pequeñito,
y al oído murmurabas,
y le cantarás de nuevo
esas entrañables nanas,
que también eran desvelos
pues con ellas le rezabas.

Irás a la Gloria con Él,
Virgen del Prado bendita
que el Consuelo de tu manto
promueve Bondad infinita.

Pero ahora en primavera
enjuaga tu dulce llanto,
quisiera ser tu pañuelo
la tarde del Miércoles Santo.

O puedo ser la flor,
la que portas con anhelo.
Así me darás calor
y la textura del cielo.

Y si no pues tu fajín,
bien ceñido a tu cintura
para no separarme de ti
y quererte con locura.

 Quisiera ser tu fajín,
o la flor, o tu pañuelo...
Llévame siempre contigo,
¡Madre mía del Consuelo!
y te ruego que por las noches
seas la voz de mis desvelos.

He dicho.

Una vez concluido el pregón, el Hermano Mayor, D. Emilio Martín Aguirre, le hizo entrega de un recuerdo por la pronunciación del XVIII Pregón de la Hermandad, y al Vice-Presidente del Grupo Joven, Alfonso Haro Pardo, se le entrego un cuadro como recuerdo por la pronunciación del I Pregón Juvenil  el pasado 29 de diciembre de 2012.